Nacionales Sociedad

Exaltados con cenotafios

Escrito por Debate Plural
Juan Eduardo Thomas (Listin, 3-6-13)
 

La historia dominicana bien podría contarse desde las paredes de esta majestuosa edificación del siglo XVII, situada en la Zona Colonial de la Ciudad Primada de América. De no ser por la ausencia de los Padres de la Patria, todo se podría resumir aquí.

192 años de historia del lado Este de La Española son relatados por los ejemplos de sus protagonistas, los que hoy descansan en una antigua iglesia jesuita, custodiada con guardia permanente y una llama votiva que arderá por la eternidad, como la memoria de los que aquí descansan.

La historia de aquella Independencia Efímera en 1821, impulsada por José Núñez de Cáceres, hasta la epopeya de Abril de 1965, con el fusil del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, es contada cada día a desconocidos y compatriotas por los guías turísticos.

En el Panteón de la Patria son admirados, incluso evaluados, alguno de ellos, sobre si sus meritos o acciones posteriores, les acreditan o descalifican para descansar en el recinto. Pero no todos los cuerpos de los 49 inmortalizados reposan aquí.

Al develizar la lapida de exaltación en el Panteón el pasado 24 de abril, el expresidente de la República, coronel Francisco Alberto Caamaño, se convirtió en el sexto personaje de la historia nacional recordado con un cenotafio en el “lugar de los inmortales”.

Los cenotafios son tumbas vacías, espacios para honrar a una personalidad de la que, como en el caso dominicano, no está presente su cuerpo. Al igual que puede ser un monumento erigido en honor a un grupo de personas en la misma situación.

Antonio del Monte y Tejada, historiador; Benigno Filomeno de Rojas, general y expresidente de la República; Juan Bautista Cambiaso, fundador de la Marina de Guerra; Timoteo Ogando Encarnación, general, independentista y restaurador y Juan Isidro Pérez, fundador de La Trinitaria,  completan el listado de  los honrados bajo esta modalidad.

La estructura de la iglesia de los jesuitas, consagrada en 1956 con la ley 4463 como Panteón de la Patria, recoge la historia del lado Este de La Hispaniola con los restos de sus principales protagonistas, con los que derramaron su sangre y desenvainaron sus espadas para independizar, y luego reafirmar la soberanía patria.

Pero también guarda y vela por la memoria de sus humanistas, sus principales plumas literarias y educadores que con sus acciones  dieron forma al marco pedagógico y poético nacional. Y como las grandes historias siempre tienen su antagonista, también resguarda los restos de un personaje que aunque sin su ayuda no hubiese sido posible la Independencia Nacional, entregó la joven república a la colonia española, dando pie a deseos y largas discusiones sobre un posible destierro de sus despojos mortales.

Los seis cenotafios hoy presentes en el Panteón bien podrían reducirse a cinco dependiendo de los resultados de ADN que se le practican a los restos identificados por familiares como los del expresidente de la República, coronel Francisco Alberto Caamaño Deño.

De dar positivos a la comparación con familiares cercanos al líder de Abril de 1965, la osamenta que fuera llevada al cementerio de la avenida Máximo Gómez en 1987, tras ser recuperadas en las montañas por su primo y compañero de guerrilla, Claudio Caamaño, y los que éste aun guardaba en su residencia de Pizarrete, en la provincia Peravia, y que fueron entregados hace poco a las autoridades para complementar los estudios, serían trasladados a la tumba que le esperan en la calle Las Damas de la Zona Colonial.

Tras estos cenotafios, que representan el reconocimiento por su entrega y el simbólico de descanso en el Panteón de la Patria, hay diversas historias sobre el porqué sus restos no fueron rescatados y hoy no reposan en una de las edificaciones más majestuosas, que recopila y presenta la historia nacional.

“Destacados en la historia patria”

Algunos de los exaltados, como Benigno Filomeno de Rojas y Juan Isidro Pérez murieron frente a traiciones e ingratitudes en el país; Antonio del Monte y Tejada murió en La Habana, Cuba, de donde su cuerpo no fue recuperado.

El general Timoteo Ogando murió en Santo Domingo al igual que Juan Bautista Cambiaso, natural de Genova, Italia.

Con el decreto 2140 de 1972, se ordenó el primer traslado y se instituyó en su artículo 4 una guardia de honor permanente, al igual que una llama votiva eterna.

Nuevas inducciones fueron ordenadas por Balaguer y Leonel Fernández en la década de 1990. El general Timoteo Ogando en 2008, y de Caamaño Deñó en 2013, han sido los últimos en ser exaltados.

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