El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, declaró que EEUU utilizará la presión política, económica y diplomática sobre Siria para que allí se produzca un cambio de poder.
«Utilizaremos la presión política económica y diplomática para que allí haya un cambio de régimen», dijo el político en una rueda de prensa.
Al mismo tiempo, Spicer subrayó que la prioridad para EEUU en Siria es la lucha contra Daesh (organización terrorista proscrita en Rusia y otros países).
El 7 de abril, Donald Trump ordenó bombardear con misiles de crucero la base aérea de Shairat. El Gobierno estadounidense justificó esta decisión al considerar que el 4 de abril, precisamente desde esta base, las fuerzas gubernamentales sirias realizaron un supuesto ataque químico contra la ciudad de Jan Sheijun.
Por su parte, Moscú y Damasco calificaron el bombardeo de EEUU como una agresión, mientras que el ministro de Exteriores del país árabe, Walid Mualem, declaró que el Ejército sirio «no ha utilizado, ni utilizará jamás» armas químicas contra su propio pueblo, «ni siquiera» contra los rebeldes o los yihadistas.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, consideró el ataque estadounidense a Siria como una agresión a una nación soberana.
