1.-SI COMO NARRA un periodista y escritor francés que vivió la caída y ejecución de Kadafi, en Libia, el asunto es más profundo que el simple manual de Gene Sharp (“De la dictadura a la democracia”), porque lo que quiere el gran capital -concentrado en tan pocas manos que nadie lo imaginó jamás-, es la no existencia de estados y naciones; hay que decirles, temprano, a todas las ‘oposiciones’ que entreguen las armas, porque su lucha terminará en un caos que engullirá gobiernos y oposición.
En el caos no hay límites definidos, ni objetivos, ni enemigos, ni nobleza, sino la indefinición y el desorden.
Las famosas “guerras de baja intensidad” o de “cuarta generación”, como las que se libran en la República Democrática del Congo, Yemen, Siria, Afganistán, Libia, Venezuela, Ucrania; Nigeria, etc., no persiguen el triunfo de los gobiernos, la oposición o sus aliados; sino la destrucción de los estados mismos y el reinado del caos, que permitiría a los imperios y sus mercenarios el reinado del caos, porque con el tipo de armamentos y drones actuales, esos capitales hegemónicos, no tienen que hacer como en Vietnam o Argelia (es decir, poner tropas en tierra, que puedan morir, pues los mercenarios pelean y sus bajas, ni tienen importancia, ni les duelen a nadie, ni tienen quien los espere.
Nadie los reclama, porque pelean por dinero y no son fieles al país donde nacieron). Los mercenarios pueden morir en Rusia, Siria o Arabia Saudita, o trasladarse indistintamente a varios países y donde cayeren, nadie los llorará porque no tienen ni patria, ni familiares, ni banderas.
Son hordas armadas de delincuentes, que quienes los conocen, saben que están peleando por dinero y en vez de hacerles falta a alguien, son un estorbo social y familiar, que sus cercanos son los primeros que desean que los maten para no pensar en ese problema.
Si se observa bien, en Venezuela, los que duelen son los que tienen familia (como policías o guardias nacionales, o familiares del chavismo); los demás, son cifras en los diarios y es indiferente si murieron por fuego de quienes les pagan o del gobierno.
Todos saben que en cada llamado a marcha, paro o a tumbar el gobierno, habrá muertos. La propaganda mediática los colocará en un lugar, preferiblemente de lado de la oposición, pero ésta jamás pedirá una misa por ellos. La muerte es el pago por el servicio.
El Estado Islámico o ISIS, vive asesinando sin piedad, y los que les pagan, acusan al gobierno sirio (no hay un solo edificio libre de los portillos de las balas en ese país), pero todos se alegran de que caigan, no los ingleses inocentes del concierto en Manchester, pero sí los ‘soldados’ del Daesh. El escritor francés decía que el Imperio sólo quería país en México, Argentina y Brasil y que el tiroteo que presenció en Libia contra los civiles cuando Kadafi, venía de mercenarios pagados y uniformados, no del régimen del hombre del “Libro Verde”.
