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La investigación-acción: su aplicación en el contexto de las organizaciones

Conceptualización

La investigación es la producción de conocimientos y la acción es la modificación intencional de una realidad dada. La acción implica consecuencias que modifican una realidad específica, independientemente de si la acción tiene éxito, resultados previstos o no. Hay que aclarar que la investigación-acción es menos una cuestión de estadística y técnicas de recolección, que la búsqueda de una relación cercana con los seres humanos reales.

La investigación-acción surge a raíz de la desilusión respecto a la investigación desligada de la realidad y las acciones sociales. Esta praxis se originó también en la necesidad de optimizar las relaciones entre investigadores e investigados.

El concepto tradicional de investigación-acción proviene del modelo de Lewin sobre las tres etapas del cambio social: descongelación, movimiento, recongelación. En ellas el proceso consiste en: l) Insatisfacción con el actual estado de cosas; 2) Identificación de un área problemática; 3) Identificación de un problema específico a ser resuelto mediante la acción; 4) Formulación de varias hipótesis; 5) Selección de una hipótesis; 6) Ejecución de la acción para comprobar hipótesis; 7) Evaluación de los efectos de la acción; 8) Generalizaciones. (Véase, Lewin (1973).  Action research and minority problems, pp. 201-216; y Conduct, knowledge and acceptance of new values, pp. 56-68).

Se concibe la investigación-acción (Himmelstrand, 1978 p. 164) como un ejemplo de ciencia social aplicada. Sin embargo, las aplicaciones de la ciencia social van más allá de los límites tecnológicos provenientes de las ciencias naturales, en cuanto los modelos tecnológicos se orientan a la búsqueda de invariantes (leyes naturales, mecanismos causales, etc.). En las ciencias sociales invariantes relativamente semejantes pueden hallarse en el área económica. Pero, en general más son los problemas de factibilidad (inclusive en las ciencias naturales) que los de predicción: «necesitamos una sociología moldeada no tanto en el paradigma de la ciencia natural, sino en la comprensión (Verstehen) de los significados, acuerdos y reglas sociales… implica una comunicación con los «objetos» de investigación y no la simple observación o manipulación experimental de estos objetos. . .» (Himmelstrand, 1978 p. 167).

Indudablemente, existen objetos de investigación con los cuales no es posible la comunicación: modos de producción, estructuras sociales, etc. No obstante lo importante son las interrelaciones, procesos, personas e instituciones involucrados.

– Por mas que a nivel global se pueda identificar y distinguir la investigación-acción de otros métodos, existen a nivel específico varias ambigüedades. Quizás el concepto investigación-acción (y también la investigación activa) engloba diferentes enfoques en el sentido siguiente: a) Investigación de la acción (que tiene un carácter evaluativo); b) Investigación para la acción (empleado especialmente por las agencias y organismos que requieren información para su programación de acciones) y, c) Investigación a través de la acción (éste se acopla más al análisis de la realidad en base a las experiencias concretas).

Para la distinción entre las dos últimas variantes de investigación-acción, véase también Huizer (1979 a, pp. 395-420).

Fals Borda (1981, pp. 55-62) indica y describe las siguientes características metodológicas de la investigación-acción refiriéndose especialmente a la investigación a través de la acción y particularmente al papel del investigador como intelectual orgánico:

  1. Autenticidad y compromiso
  2. Antidogmatismo
  3. Devolución sistemática (diferentes tipos de comunicación, según los niveles; sencillez de la comunicación; auto investigación y control; y difusión)
  4. Retroalimentación a intelectuales orgánicos (Gramsci)
  5. Equilibrio entre reflexión y acción
  6. Ciencia modesta y técnicas dialógicas

Metas y objetivos

Uno de los objetivos principales de la investigación-acción es aclarar las intenciones de la gente que actúa y analizar las relaciones de comunicación y de las estructuras sociales a partir de sus acciones. Se trata de conocer la forma en que la gente interpreta las estructuras sociales para desarrollar actividades comunes, a través de sus organizaciones.

Las teorías de la acción de la base indican la importancia de las perspectivas comunes, como prerrequisitos de las actividades compartidas en el proceso de la investigación. «El conocimiento práctico no es el objetivo de la investigación-acción sino el comienzo» (Moser, 1978, p. 153). El «descubrimiento» se transforma en la base del proceso de conscientización. Esto significa que el conocimiento no es en sí mismo «verdadero» por cuanto expresa las estructuras de poder en la sociedad. La generalización de conocimientos no significa -per se- una meta de la investigación-acción, sino «la destrucción de los aspectos mitológicos que rodean tanto al conocimiento de los investigadores como al de los prácticos…» (Moser, 1978, p. 254). La conscientización es una idea central y meta en la investigación-acción, tanto en la producción de conocimientos como en las experiencias concretas e la acción.

Características globales

Es importante advertir de antemano, que existen posibilidades de realizar una investigación-acción, sin que la población participe activamente en la investigación propiamente dicha. En este caso (algo que pocas veces sucede) el investigador toma el papel de suministrador de información (que él mismo busca, según su criterio, sobre temas seleccionados por él y de acuerdo a su propia interpretación), para guiar o dirigir una acción específica. Lo mismo se puede observar para algunos de los otros ejemplos, que analizaremos en este capítulo.

Existen dos paradigmas, para entender y aplicar las relaciones entre teoría y práctica, que determinan los enfoques actuales de la investigación-acción; a) uno que se fundamenta en el estructural funcionalismo y b) otro en el materialismo histórico. Por lo mismo, la investigación-acción puede apuntar tanto al mantenimiento de estructuras sociales dadas, como a la transformación radical de éstas, según los intereses de las clases sociales en juego y las coyunturas concretas del desarrollo histórico.

  1. a) En el primero, los modelos positivistas y funcionalistas han predominado utilizados especialmente por científicos sociales que no buscan ningún cambio radical de estructuras. «Los estados capitalistas industriales, evidentemente tienden, a beneficiarse de este tipo de investigación como «ciencia aplicada», ya que ésta se dirige al mantenimiento, reproducción o mejor funcionamiento de estos estados» (Molano, 1978 p. XVI).

Estos modelos están inspirados en los experimentos de dinámica de grupo iniciados por Kurt Lewin (1939) y otros psicólogos sociales; (ej. George Herbert Mead 1934, Mind, Self and Society); en la técnica aplicada del trabajo social por la Escuela de Chicago desde comienzos del siglo XX (ej. H. Blumer, E. Hughes, A.M. Rose sobre interaccionismo, R.H. Turner sobre el rol). En los trabajos de etnometodología por Garfinkel (1967) Studies in Ethnomethodology) y su escuela, en la transferencia de la investigación-acción al campo de la educación de Gorey, Blum, y otros; en la aparición de la «Antropología-acción» de Sol Tax, y la implementación de ésta en diversos programas.

  1. b) En lo que compete a la investigación-acción para la transformación radical o revolucionaria, el punto de partida es el trabajo de marxistas prácticos como Engels, Rosa Luxemburgo y Kautsky, aparte de las obras del mismo Marx, y los estudios de Mao sobre el campesinado chino. A la par con la praxis de la investigación-acción, la antropología y la sociología fueron ensayando métodos y técnicas de investigación que rompían la imagen del investigador neutro y superior ante los sujetos que investigaba; tales técnicas eran: la observación participante, la experimentación-intervención y la investigación evaluativa.

En el Simposium de Cartagena (1977) se manifestaron dos vertientes sobre la investigación-acción; una, como opción teórica cuya fuente es el materialismo histórico y la otra como una alternativa metodológica instrumental, tal como observa Molano (1978).

En la investigación-acción, la teoría y la acción política son un postulado central que supone no sólo un cuerpo conceptual, sino también una metodología y unas premisas epistemológicas específicas y coherentes. En cuanto a la metodología plantea una ambigüedad, puesto que se supone que al abandonar los métodos tradicionales de la sociología y la supuesta neutralidad valorativa, se está por ello mismo abandonando al positivismo.

Los conflictos sociales juegan un papel predominante en muchos trabajos de investigación-acción. Se reconoce el potencial creador inmenso en los conflictos y las posibilidades para movilizarlo (véase Huizer, 1979b). «Hay una creciente conciencia de que el conflicto, en lugar de ser algo que debe ser evitado a toda costa, puede inclusive ser una fuerza creativa en la promoción de cambios necesarios y del desarrollo. También se reconoce cada vez más que el cambio, y ciertos conflictos relacionados con el mismo son prácticamente inseparables». (Huizer, 198O, p. 559).

Inferencias con otro tipo de métodos de investigación

La investigación descriptiva produce conocimientos, para formular políticas que guiarán la modificación de una realidad dada, lo que ocurre independientemente del proceso investigativo. A diferencia de esta última, la investigación-acción consiste en la producción de conocimientos para guiar la práctica y conlleva la modificación de una realidad dada, como parte del mismo proceso investigativo. Dentro de las investigaciones activas el conocimiento se produce simultáneamente a la modificación de la realidad, llevándose a cabo cada proceso en función del otro o debido al otro.

Los fundamentos del empirismo, el positivismo, el estructuralismo, el pragmatismo y el materialismo dialéctico, contienen elementos diferentes respecto a la investigación-acción en lo relativo a la teoría y la práctica. Específicamente existen diferentes enfoques entre estas corrientes acerca de los efectos que el proceso mismo de producción del conocimiento puede tener respecto a la modificación de la realidad.

Otra diferencia existe en cuanto a la teleología de la investigación, implicada, en la modificación de la realidad. Esta orientación hacia fines específicos, evoca disputas sobre el papel de los valores de la investigación social científica y, particularmente, sobre los criterios que sustentan juicios de valor y juicios sobre los fenómenos ideológicos.

La intencionalidad presupone valores y ello conduce a la relación entre valor e ideología en la ciencia. En el empirismo se postula una ciencia libre de valores. En el positivismo lógico y el estructuralismo se considera que la ciencia sólo contiene aquellos valores específicos de la propia ciencia. Los valores sociales, sin embargo, no son admitidos por estas corrientes en la investigación científica, pues son vistos como elementos que implican ideología, o sea, la antítesis del conocimiento científico. (Véase también el apartado sobre objetividad en la investigación social, Cáp. IV).

No ocurre así con el pragmatismo y el materialismo dialéctico que consideran que la ciencia es una actividad humana intencional. Por lo mismo contiene valores, de allí que el materialismo los considere como elementos socio-históricos y objetos en sí mismos de la investigación. En ese sentido se explica que el materialismo histórico sea una de las fuentes teóricas adecuadas para la investigación-acción.

Las disputas epistemológicas sobre la investigación-acción casi siempre se encuentran ligadas a controversias de tipo político, argumentando que la investigación-acción necesariamente implica una orientación reformista o revolucionaria, basada en la idea de que la acción implica el cambio. Sin embargo, la reproducción y mantenimiento de Estructuras y procesos sociales existentes, también requieren acción.

De manera que la investigación-acción no es necesariamente progresista, reformista o revolucionaria, así como la investigación descriptiva, tampoco es necesariamente reaccionaria. Todas estas formas de investigación constituyen simples procesos que pueden ser empleadas para fines progresistas o reaccionarios. (Molano, 1978).

Con la investigación participativa, la investigación-acción comparte el paradigma que busca la explicación de los procesos sociales a partir de la realidad concreta y del sentido común de los que mejor conocen esta realidad, o sea, los que la están viviendo. En el caso que éstos participen activamente en la totalidad del proceso de producción de conocimientos, no habrá ninguna diferencia con la investigación participativa. En el caso contrario, ésta es la diferencia.

Pueden darse otras diferencias, por el carácter sincrónico de la investigación-acción y el trabajo con individuos -en vez de grupos- que caracteriza a ésta. La primera diferencia se debe a lo que Fals Borda (1978, pp. 226-231) critica en la actitud de los investigadores que enfatizan la identificación personal, con la pobreza y cuya manifestación es el «masoquismo populista». El investigador no participa como tal en el proceso, sino como un miembro más, y no contribuirá en la búsqueda de los elementos externos para el análisis histórico, necesarios para la interpretación de los fenómenos sociales. La segunda diferencia tiene que ver con lo que señalamos anteriormente como condición indispensable para la participación: la organización.

Una de las bases epistemológicas, fundamentada en la fenomenología, es la de tomar al conocimiento popular y la intuición de los sujetos como punto de partida. Esto se comparte en los dos métodos.

Ventajas

En la investigación-acción, el quehacer científico consiste no sólo en la comprensión de los aspectos de la realidad existente, sino también en la identificación de las fuerzas sociales y las relaciones que están detrás de la experiencia humana. Así, la investigación acción conlleva a una concepción del conocimiento basada en la argumentación dialógica acerca de las acciones concretas. El criterio de verdad no se desprende de un procedimiento técnico, sino de discusiones cuidadosas sobre informaciones y experiencias específicas.

En la investigación-acción no hay mucho énfasis en el empleo del instrumental técnico de estadísticas y de muestreo, lo que permite su aplicación por parte de un personal de formación media.

Además, la investigación-acción ofrece otras ventajas derivadas de la práctica misma: permite la generación de nuevos conocimientos al investigador y a los grupos involucrados; permite la movilización y el reforzamiento de las organizaciones de base y finalmente, el mejor empleo de los recursos disponibles en base al análisis crítico de las necesidades y las opciones de cambio.

En términos del diseño del programa de investigación se debería asociar modelos de trabajo con procedimientos no estandarizados, permitiendo con ello la concentración en las rupturas que indican conflictos en el ámbito social.

Al lado de la observación y la entrevista caben procedimientos como grabación, reflexiones y debates grupales relacionados con la actuación en el campo social, procedimientos sociométricos, la recolección de datos demográficos, estudio documental, en combinación con diferentes técnicas. Es decir es factible combinar un sinnúmero de procedimientos, técnicas e instrumentos.

Las actividades de investigación-acción que pretenden estructurarse sistemáticamente deben responder a determinados criterios, tales como:

  1. l) La transparencia de la investigación sistemática, o sea, es necesario explicitar las metas, los métodos y los conceptos claves de cada fase de investigación.

2) La  explicitación de las relaciones entre las metas del proyecto y los métodos técnicos e instrumentos aplicados en la recolección de información.

3) El investigador no debe influir sobre el proceso de recolección de la información de una manera subjetiva o distorsiónate.

Estos criterios de la investigación-acción buscan aplicar los conocimientos generados en el dinámico trabajo de este proceso.

Los resultados se prueban en la realidad. Las experiencias que resultan en el campo social proporcionan las informaciones acerca de los procesos históricos. En otras palabras, empieza un ciclo nuevo de la investigación-acción cuando los resultados de la acción común se analizan, por medio de una nueva fase de recolección de información. Luego del discurso acerca de las informaciones, se comienza con la etapa de elaborar orientaciones para los procesos de acción o las modificaciones de los procesos precedentes.

Limitaciones

En el campo de la investigación-acción no existe ningún paradigma totalmente estructurado. Existen sólo algunos principios generales de todo el proceso: éste es visto como una acción social, en el sentido de la cooperación y la comunicación y como un proceso de aprendizaje. La investigación-acción no puede satisfacer los estándares de la «investigación pura». El investigador puro (neutro, no consciente de algún compromiso social) encuentra que la investigación-acción es poco seria, que traiciona el árbol del conocimiento por su compromiso con la acción.

En la investigación-acción, no existe todavía un núcleo propio de principios metodológicos y una epistemología que guíen las muy diversificadas acciones y prácticas investigativas. La acción significa una manera de comunicación donde se cuestiona la realidad social existente, sus reglas, normas y juicios. Este cuestionamiento requiere de un marco teórico-conceptual bien especificado, lo que no está a mano para todas las situaciones, ni para todos los problemas que se presentan (véase el debate entre Quijano y Fals Borda, en Crítica y Política en Ciencias Sociales, Tomo 1, 1978, pp. 261-272).

Acerca del Autor

Frank A. Peña Valdes

Profesor adjunto Escuela de Psicología, Facultad de Humanidades y Escuela de Orientación Educativa, Facultad de Ciencias de la Educación Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD. Licenciatura en Psicología, Maestría en Metodología de la Investigación Científica. Especialidad en Psicología del Desarrollo, Maestría en Desarrollo Humano, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Postgrado en Educación Superior, Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Estudios Doctorales en Psicología Social, Universidad Central de Madrid (UCM).

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