El gobierno acaba de establecer relaciones diplomáticas y comerciales con China Popular. Y al hacerlo tuvo que romper simultáneamente las relaciones diplomáticas con Taiwán.
Y ello es así porque China Popular no tiene relaciones diplomáticas con ninguna nación que tenga relaciones diplomáticas con Taiwán, en razón de que China Popular siempre ha considerado que Taiwán es parte inalienable de su territorio.
Estados Unidos ha sido en la geopolítica mundial la sombrilla protectora de la República China de Taiwán; sin embargo, Estados Unidos nunca ha tenido relaciones diplomáticas con Taiwán porque las tiene con China Popular.
En el marco de la geoestrategia económica y política de una nación y de un Estado es más importante tener relaciones diplomáticas y comerciales con China Popular que con Taiwán.
La geoestrategia política y económica de una nación y de un Estado está basada en el interés nacional y las posibilidades de desarrollo de la nación dominicana. Con la apertura de las relaciones diplomáticas con China Popular se le abren a la nación dominicana, en cuanto a las posibilidades de desarrollo cara al presente y al futuro, muy amplios horizontes.
Al establecer relaciones diplomáticas con China Popular nuestro país no se ha aliado a este gigante del Sudeste asiático.
Una nación pequeña como la República Dominicana no puede darse el lujo de aliarse a una potencia por poderosa que sea sino que tiene que tener relaciones diplomáticas y comerciales con todas las potencias del mundo.
Además, sería impolítico y una solemne insensatez aliarnos a China Popular porque el principal socio comercial de la República Dominicana es Estados Unidos, que es la principal megapotencia en la geopolítica mundial. Y ésa, que es actualmente la principal potencia de la tierra, la tenemos en nuestras narices.
Pero como nuestra nación es una nación soberana e independiente no tiene que pedirle permiso a ninguna potencia, por poderosa que sea, para establecer relaciones con cualquiera otra nación, sea potencia o no.
De manera que Estados Unidos no tiene derecho ni moral a cuestionar “la manera y el momento” en que hemos establecido formalmente las relaciones diplomáticas y comerciales con China Popular.
En realidad fueron los gobiernos de Leonel, a partir de 1997, los que más trabajaron para allanar el camino para permitirnos llegar finalmente a este momento en que la nación y el Estado dominicanos han tomado una decisión acertada y atinada.
Ahora, para potenciar el aprovechamiento de estas relaciones diplomáticas y comerciales, es decir, para internalizar o endogenizar los efectos que han de derivarse del aprovechamiento de estas relaciones, el Estado y la nación dominicanos tienen que abocarse a definir ya una estrategia en ese sentido.
Es cierto que las posibilidades de desarrollo teniendo relaciones formales con China Popular son mucho más amplias que teniendo relaciones diplomáticas con Taiwán, pero también es cierto que son mucho más amplios los retos a los que nos enfrentamos.
Teniendo relaciones diplomáticas y comerciales con China Popular se le elevan a la enésima potencia las posibilidades de hacer comercio, de inversión y de transferencia de tecnologías y hasta de beneficiarnos de los efectos inducidos de las innovaciones a través de las corrientes del comercio.
Pero también tenemos que estar conscientes, en cuanto a los desafíos, que estaremos enfrentados a la segunda economía del mundo, cuyos índices de competitividad están muy encima de los de la República Dominicana, los cuales se explican no solo por el ultradesarrollo de la tecnología de punta en la mayoría de los sectores de su economía sino también por el hecho pagar salarios muy bajos en el sector de zonas francas, por ejemplo, porque en China Popular es superabundante la mano de obra barata, dado el hecho de que es el país más poblado de la Tierra.
O sea que en el sector de zonas francas nuestro país tiene que hilar muy fino para enfrentar la competencia china en nuestro propio territorio, dado el hecho de que hay un determinado porcentaje de la producción de zonas francas en la economía dominicana que se coloca en el mercado interno.
Ya hemos dicho que nuestra nación no se ha aliado a China Popular sino que ha establecido relaciones diplomáticas con esta gran nación, y naturalmente, al hacerlo ha tenido que romper las relaciones de esa misma naturaleza con Taiwán.
Ahora, tampoco es cierto que si no hacíamos lo que acabamos de hacer como Estado y como nación, nos aislábamos con Taiwán. Durante el tiempo que tuvimos relaciones diplomáticas con Taiwán no estábamos ni estuvimos aislados ni del escenario mundial ni del escenario internacional.
La decisión que tomó el Estado y la nación dominicanos no se sustentó en ese criterio, sino que se fundamentó y se basó en razones de conveniencia nacional en el marco de la geoestrategia económica y política en general del país.
Ahora bien, lo que pasa es que China Popular no establece relaciones diplomáticas con ninguna nación en el mundo si esa nación tiene relaciones diplomáticas con Taiwán, en razón de que China Popular siempre ha considerado a Taiwán como parte irrenunciable e inalienable de su territorio y de su soberanía.
Hagamos un poco de historia. Cuando terminó con el triunfo arrollador del Partido Comunista Chino, bajo el lidearazgo de Mao Tse Tung –Mao Zedong-, los nacionalistas del Kuomitang, que habían sido derrotados vergonzosamente, se refugiaron en el municipio de Taiwán. Y los nacionalistas, dirigidos por Chiang Kai-shek, hicieron de ese municipio o provincia, localizado en una isla bañada por las aguas del océano Pacífico, una república, la de Taiwán, que siempre ha sido defendida y protegida por Estados Unidos.
Como consecuencia del triunfo de la revolución socialista china, dirigida por el Partido Comunista de esa nación con Mao Zedong a la cabeza, fue fundada inmediatamente en 1949 la República Popular China, hoy China Popular.
Y ello fue así porque Estados Unidos siempre tuvo sus tentáculos metidos en las guerras internas que tuvieron lugar en China Popular, y siempre lo hizo apoyando a los nacionalistas del Kuomitang.
Pero aún cuando ese hecho se dio en el mismo territorio de China Popular, el Estado de esta nación nunca ha renunciado a rescatar a esa provincia, a la que siempre han considerado parte irrenunciable e inalienable de su territorio y de su soberanía como Estado.
Con Taiwán pasará, tarde o temprano, algo similar a lo que ha pasado con Hong Kong, que terminará siendo recuperado e incorporado a la totalidad del Estado de China Popular.
En esto de romper las relaciones diplomáticas con Taiwán y establecer relaciones de la misma índole con China Popular hay una doble jugada o si se quiere hay una jugada que tiene dos aristas o vertientes: la económica y la política.
Hemos hablando ampliamente de la primera vertiente de la doble jugada pero ahora tenemos que hablar de la vertiente política.
El gobierno acaba de decir en Washington por boca de su canciller, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, que buscará un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como miembro no permanente.
Esa declaración nos revela inequívocamente que una de las condiciones para negociar la apertura de relaciones diplomáticas con China Popular ha sido contar con el apoyo de esta gran nación para hacer posible la aspiración de que nuestro país llegue a ocupar un puesto como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Y que se logre eso en materia de política internacional no estaría mal. Si llegamos ahí Leonel Fernández habrá sido reivindicado como el gran modernizador de la diplomacia dominicana, de las relaciones internacionales y de la política internacional.
En síntesis, Leonel Fernández ha sido el gran constructor y estratega de la diplomacia, de las relaciones internacionales y de la política internacional de la República Dominicana.
Porque fue Leonel Fernández quien trilló y abonó el camino para llegar ahí.
Recordamos que Costa Rica, cuando Oscar Arias (premio Nobel de la Paz) era presidente de esa nación, tuvo que trillar el mismo derrotero que está trillando nuestro país en estos momentos: establecer relaciones diplomáticas con China Popular y romper con Taiwán al mismo tiempo
Es preciso y necesario subrayar que República Dominicana no se ha aliado a China Popular al establecer relaciones diplomáticas con ese gigante de Asia, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero que tampoco es verdad, por otro lado, que el país se aislaría de los escenarios internacionales y mundiales si continuaba teniendo relaciones diplomáticas con la República China de Taiwán.
Queda totalmente claro que la decisión que acaba de tomar el Estado dominicano se tomó por razones y motivos de conveniencia económica y política, es decir, por razones evidentes y obvias de geoestrategia económica y política, la cual siempre estará basamentada en el interés nacional y la búsqueda permanente e incesante del desarrollo económico y social de nuestra nación.