Por: Angel Moreta (Autor-Editor)
El buque ruso Flying Fox, detenido desde hace varios días en el muelle de Santo Domingo, no es cuerpo de delito de ningún crimen cometido en territorio nacional. Dicha embarcación turística no ha violado ninguna de las leyes de República Dominicana. Es un buque ruso de carácter comercial y turístico, fue requisado por las autoridades correspondientes y no se encontró ni se ocupó ningún elemento delictivo.
Tiene varios días detenido producto de la nauseabunda rusofobia que los organismos de inteligencia de los Estados Unidos y los gobiernos norteamericanos pretenden propagar en el mundo. El propietario de dicha embarcación, señor Dmitry Kamenshchik, está invirtiendo como gastos unos 35 mil dólares diarios sin haber nada que la implique en hechos criminosos.
La República Dominicana tiene relaciones diplomáticas normales con la federación rusa. El gobierno dominicano está obligado a respetar esas relaciones que cuando son respetuosas, como es el caso, resultan fructíferas para ambos pueblos. Nuestro país se beneficia del turismo ruso y su embajada mantiene un comportamiento respetuoso y solidario con las autoridades dominicanas.
El presidente Abinader debe sopesar juiciosamente estos elementos con la finalidad de cultivar relaciones diplomáticas reciprocas, saludables y amistosas.
En este sentido el presidente Abinader y el gobierno dominicano que él representa deben analizar el caso del yate Flying Fox a la luz del derecho internacional.
El empresario Dmitry Kamenshchik es un negociante turístico que al parecer tiene un historial absolutamente coherente y limpio. Por tanto, tiene plenos derechos a ejercer el negocio turístico comercial en todas partes del mundo, siempre que cumpla con las formalidades para este tipo de negocio.
No hay razones para detener el yate Flying Fox
Desde el punto de vista del derecho internacional y del derecho comercial internacional, ninguna autoridad tiene derecho a agredir lo que serían actividades normales de una embarcación millonaria como a la que nos estamos refiriendo.
Si el gobierno dominicano actuara con independencia en este caso, actuaría con justicia y verdad, sin agredir principios fundamentales del comercio internacional y por ende, le daría inmediata salida a dicho buque turístico en reconocimiento de la amistad consolidada ya con la Federación de Rusia.
Es un peligro caer en la rusofobia propagada por el Departamento de Estado y los gobiernos norteamericanos. Pero más peligroso es colocarse en la posición de país no amistoso frente a Rusia porque el comercio mundial del petróleo va a afectar con toda seguridad a la economía dominicana y del Caribe; y la República Dominicana no tiene necesidad alguna de comprometerse con las instigaciones abusivas y violatorias de los Estados Unidos.
Presidente Abinader ¡libérese¡ de las instigaciones malsanas del Departamento de Estado EU ¡no siga los caprichos envenenados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con el bureau de investigaciones FBI ni de ninguna de las 25 agencias de investigación secreta de Estados Unidos ubicadas en territorio norteamericano!.
Presidente Abinader no permita malsanas influencias en su sano gobierno. No persiga empresarios ni capitales internacionales por presión o imposición de Estados Unidos.
! no se doblegue ante las instigaciones venenosas porque le van a perjudicar en el futuro ¡
! persiga, señor presidente dominicano, la configuración de un gobierno pluricéntrico y multipolar!
¡no se deje arrastrar por las insinuaciones que conducen a comprometer su gobierno con un mundo unipolar y unicéntrico en decadencia!
Decadencia total, su Excelencia. Por Dios, señor presidente, no siga las insinuaciones venenosas contenidas en los planteamientos racistas alimentados de rusofobia.
Las maniobras tendenciosas de los organismos de inteligencia norteamericanos en República Dominicana
Los organismos de inteligencia de los Estados Unidos en la República Dominicana tienen una gestión activa en defensa de los intereses norteamericanos en las áreas de exploración minera, exploración petrolera, finanzas, inversiones en las áreas de servicios y en zonas francas, universidades, organización sin fines de lucro, comunicaciones, agricultura, seguridad militar, la frontera dominicana-haitiana y la inversión capitalista en la economía dominicana a todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Son más de 25 agencias de inteligencia, incluyendo la Interpol y la DEA. El país está secretamente vigilado en todos sus acontecimientos internos y en todas sus posibilidades económicas, financieras, bancarias, industriales, comerciales y minería.
Somos prácticamente un país ocupado, pero para que el pueblo no despierte han colocado en la retaguardia a los medios de información pública y a las organizaciones sin fines de lucro. Quiere decir, que en el puerto de Santo Domingo hay un barco ruso retenido caprichosamente en el marco de la rusofobia, y no es por casualidad; pues que en el puerto de Montecristi hay más de 25 ingenieros y técnicos norteamericanos trabajando en la remodelación de las infraestructuras portuarias, y parece ser que sin concurso o licitación pública internacional, como lo exige la ley 340-07.
Pero también los Estados Unidos tienen a través de la empresa Apache, el control total de las exploraciones petroleras en toda la costa sur continental de la República Dominicana e igualmente de Haití, sin descontar la observación de la frontera, y todos estos casos son de carácter geoestratégicos y geoeconómicos.
En ese sentido los dominicanos estamos victimizados por los Estados Unidos sin darnos cuenta porque los medios de comunicación no contribuyen maliciosamente con el conocimiento de las actividades de inteligencia y las demás actividades que figuran en los párrafos anteriores; somos víctimas de una ocupación del territorio, de una interceptación de la comunicación y su orientación hacia la ideología neoliberal y la propagación sistemática de informaciones radicalmente falsas y distorsionadas, a cambio de recompensas, canonjías, privilegios y oportunidades hegemónicas.
El ejemplo del buque Flying Fox
Los dominicanos hemos visto el caso del buque Flying Fox, detenido caprichosa y arbitrariamente por los organismos de inteligencia de los Estados Unidos en la República Dominicana, solamente porque es una embarcación turística rusa.
A todas luces es un abuso de poder, a todas luces es un cerco abusador y prepotente de los servicios de vigilancia y de información de los Estados Unidos.
Los dominicanos no podemos dejar que nos instrumentalicen esos organismos mediante la mentira y el odio de una potencia decadente que juzga que América Latina es su patio trasero y la República Dominicana su letrina, situación colonial que comenzó en el siglo XIX se expandió a lo largo de todo el siglo XX (tres intervenciones en el territorio nacional) y se profundiza en las primeras décadas del siglo XXI.
Pero la República Dominicana fue una patria mancillada que sin embargo tuvo partidarios de la defensa de Rusia en 1920, mediante actividades y libros que se publicaron en el país, tales como “Evolución o revolución” (1928) y “El porqué del Bolcheviquismo” (1924); ambos de la autoría de un obrero de San Carlos, hijo de un cubano que emigró para la República Dominicana y que toda su vida trabajó en la industria azucarera de Cuba. De eso nos ocuparemos en otro artículo en este mismo medio Debate Plural.
Es un orgullo la defensa de la revolución rusa por parte de un grupo de trabajadores hace un siglo (1920).
No busquemos chismes con Rusia, una nación respetada y respetable, y que mañana podrá ser un gran aliado del pueblo dominicano.