Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
Las primaveras árabes fueron las manifestaciones o protestas árabes ocurridas entre 2010 y 2012, y fueron protestas populares en clamor de la democracia y los derechos sociales, organizadas por la población civil.
Naturalmente se incluyen en las “primaveras árabes” Egipto (diciembre 2010), Túnez con un gobierno considerado autoritario, y se rebelaron contra las malas condiciones en que se encontraba el país, causando un efecto dominó en el resto de las naciones árabes.
La prensa internacional las calificó entonces como revoluciones y los conflictos comenzaron con la llamada revolución tunecina ocurrida en diciembre 2010, y se considera que las protestas de octubre 2010 en el Sahara Occidental fueron el punto de partida de las revueltas. Esas “revoluciones” la prensa las denomino también como revoluciones democráticas árabes.
Ha habido muchas revoluciones laicas y republicanas, y han sido consideradas hasta ahora como emergentes de golpes de Estado. Fueron acontecimientos que se caracterizaron por un reclamo democrático y de una mejoría importante en las condiciones de vida.
Esos movimientos y protestas sociales tuvieron varias oleadas. El catalizador para la escalada de protestas fue la autoinmolación de Mohamed Bouazizi en Túnez. Dichas protestas continuaron hasta que advinieron en revoluciones democráticas.
También en Egipto, donde tras celebrarse elecciones, se instauró un gobierno de corte islamista, más tarde derrocado con un golpe de Estado militar en 2003. Tuvieron un apoyo de Estados Unidos.
Fueron denominadas posteriormente en Tunez la “revolución de los jazmines” en Egipto fue denominada la “revolución blanca” de 2011.
Luego está el primer conflicto a gran escala que fue el de Libia, donde los Estados Unidos ya habían desarrollado una guerra que culminó con la destrucción del Estado árabe. Gadafi fue encontrado oculto en un escondite, tomado prisionero y ejecutado. Ese mismo día la guerra civil acabó.
Después están las “cintas rosas” en Yemen contra el régimen de Ali Abdullah Saleh. En enero 2011 los ciudadanos yemeníes se rebelaron contra el régimen de abdullad Saleh, que fueron reprimidas violentamente por el gobierno a pesar de la promesa de una transición de poder de manera ordenada y progresiva, para finales de marzo 2012 muchos grupos aún continuaban con las protestas en el Estado yemení.
El embeleco de las bandas armadas en Puerto Príncipe
Estados unidos manejó las primaveras árabes en el mundo, entre 2010 y 2020. En Libia particularmente produjeron el asesinato de Gadafi y en Irak la persecución judicial y la sentencia de ahorcamiento contra Sadam Husein.
Todo fue planificado por las potencias occidentales. Inclusive hay que hablar también de la primavera ucraniana en 2014, que produjo miles de muertos, pero no lo haremos aquí, sino más adelante, en otro artículo sobre el mismo asunto.
Las primaveras árabes fueron la forma alegre y contestataria que creó el Departamento de Estado y la CIA para desestabilizar el mundo árabe y producir los cambios que esa potencia deseaba en su geoestrategia en el mundo. Fueron una técnica de golpes de Estado bajo las protestas de grupos populares y de la ciudadanía.
Pensemos en esto y veamos alguna similitud con Haití, que vive actualmente una primavera árabe, pero protagonizada por los grupos armados, preparados y organizados por el Departamento de Estado, con el fin de desestabilizar radicalmente la vida política de la República de Haití.
Primero asesinaron brutalmente al presidente Moise; trajeron armas y mercenarios colombianos y norteamericanos que actuaron en forma descarada. Tanto es así que nunca vamos a saber quién mató a Moise. No vamos a saber quién o quienes fue o fueron los asesinos del presidente de Haití, pero sabemos a ciencia cierta que fue la Central de Inteligencia EU y el Departamento de Estado.
Y ahí comenzó el asunto de la desestabilización de la República de Haití hasta hoy, que no sabemos quién fue el responsable de ese crimen, pero si sabemos que el presidente Moise estaba buscando relaciones internacionales de apoyo y se estaba reuniendo para propósitos de desarrollo con el embajador ruso y el embajador chino en la ciudad de Puerto Príncipe, donde se ubican las respectivas embajadas de estos países.
También China ofreció una ayuda de 30 mil millones de dólares para que la República haitiana iniciara su desarrollo industrial, en una lógica asiática de dar y dar (50 y 50 % de las ganancias), e hiciera negocios para su desarrollo. Moise buscaba ayuda con China y Rusia, ya que los gobiernos intervencionistas norteamericanos o estadounidenses no ofrecen un centavo de ayuda. Y cuando lo hacen es por una cantidad ridículamente menor, sujeto a amarres y ventajas estratégicas para Estados Unidos.
Pero no es que Rusia y China conspiraban, era que estaban naciendo alianzas, para un mundo multipolar. Es más, Moise estaba iniciando en el Caribe la época de la presencia de un mundo multipolar, de un mundo que no era para nada unipolar. Moise buscaba negocios con estas potencias euroasiáticas con el fin de ayudar al desarrollo económico y social del pueblo haitiano.
De ahí viene la preparación y organización de las bandas armadas criminales, las bandas armadas son creadas por Estados Unidos, con armas estadounidenses y con armamento de esa nación.
Luego las bandas paramilitares actúan solamente en Puerto Príncipe, porque se trata de crear una situación de protesta parecida a las primaveras árabes. Pero de lo que se trata en este caso es de justificar el asesinato de Moise y destruir toda otra forma de gobierno democrático provisional, pero no hay culpables para este asesinato del presidente y tampoco los habrá en un futuro. Así pasó con John F. Kennedy, pero nunca se sabrá quién o quienes lo asesinaron.
¿Qué quieren los EU y el Departamento de Estado?
Evidentemente, lo que quieren los EU es desestabilizar al máximo, con las bandas armadas y luego, si encuentra razones para sus planes e intereses en la región del Caribe, producir cambios de gobierno, golpes de Estado y otras maneras acostumbradas por la Central de Inteligencia (CIA) como es la cada vez más penetrante injerencia en los asuntos internos de Haití, y porque no de República Dominicana.
La intervención militar
Siendo así, todo el mundo está engañado con las intenciones y el accionar del Departamento de Estado y de la Central de Inteligencia (CIA), con respecto a la paz y la seguridad de Haití.
De ahí que los Estados Unidos han pedido secretamente un acuerdo al presidente Luis Abinader para que colabore con la “pacificación” de la República haitiana. Ese plan es el de los EU y la Central de Inteligencia (CIA), y para eso han inventado la “primavera haitiana”, con el fin de sabotear la democracia de ese país y buscar el desmantelamiento de ese país con ayuda de un acuerdo con el presidente de la República Dominicana.
Pero el presidente de la República Dominicana ha sido muy cuidadoso y su posición es muy clara y firme: buscar la ayuda múltiple internacional, lo que significa que no está pidiendo una intervención militar, sino una coordinación de esfuerzos para ayudar al régimen haitiano provisional, al primer ministro Henri y al pueblo y la ciudadanía haitiana.
El presidente de la República no se ha comprometido a una intervención militar porque sabe que ese tipo de movimiento va a salpicar a República Dominicana y va a desestabilizar en cierta forma la paz y la democracia dominicana.
Lo que si suponemos es que a la propuesta de pacto de los EU, el presidente dominicano a consentido en suspender las repatriaciones, como en efecto están suspendidas y el territorio nacional dominicano está lleno de haitianos ilegales y continua la penetración ilegal por todos los entresijos de la República Dominicana.
Presidente cauteloso pero doblegable en cuanto a repatriaciones
Ha sido cauteloso el presidente al no pedir la organización de una intervención militar, que es lo que en última instancia busca el Departamento de Estado en contra de la República haitiana. De ahí que el presidente pide una coordinación de ayuda y no una intervención militar.
Sabemos que el canciller llega casi a proponer ese mecanismo de intervención, pero no se atreve a plantearlo abiertamente, porque sabe que más pronto que tarde también le tocará a la República Dominicana. Y si él insiste, ya sabemos lo que pasará con su cargo.
Ya lo dijimos con anterioridad: el pueblo dominicano no apoya una intervención militar en la vida de la República de Haití, y no procurará desestabilizar ese país al nivel de una intervención militar, que en definitiva a quien beneficiará, en este momento, es a los intereses geopolíticos y geoestratégicos del Departamento de Estado y de los gobiernos norteamericanos.