Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
Lo primero que ha hecho Estados Unidos, desde el inicio de la operación militar especial que comenzó el 24 de febrero de 2022, es impedir las comunicaciones globales sobre esa guerra.
La operación militar especial (2022), se justificó plenamente por parte de Rusia debido a los planes que la alianza EU-OTAN tenían en mente contra Rusia. Esos planes eran destruirla y como resultado formar cinco o seis estados, como hicieron en Yugoslavia en la década de los años 90 del siglo pasado.
Era un proyecto de expansión y consolidación del mundo occidental, el proyecto de un mundo unipolar, caracterizado por la hegemonía norteamericana y occidental, naturalmente a costa de los pueblos rusos, los pueblos eslavos.
Pero esos planes no han podido concretizarse debido al desarrollo militar e industrial de Rusia, que ha mantenido una postura firme y que consiste en defender hasta las últimas consecuencias, incluyendo armamento nuclear, de última generación. Rusia se vio obligada por la falta de respeto a la historia, la cultura y la nación de los pueblos eslavos, los pueblos rusos. Esa falta de respeto llegó al extremo en 2022 y comenzó a caerse totalmente con la decisión decidida de una operación militar especial para destruir el ejército nazi de Ucrania y los nazis alojados en el estado ucraniano. La falta de respeto estaba en los intentos de colocar armas nucleares en la línea fronteriza Ucrania-Rusia.
Después de buscar solución entre Rusia y los países capitalistas occidentales, entre ellos Estados Unidos, se encontró como respuesta los acuerdos a que se llegó en 2021 en la ciudad de Minsk entre Rusia, Alemania, Francia e Inglaterra. Pero los acuerdos de Minsk recibieron la burla y el desprecio de esas naciones, que en el momento en que se formularon los acuerdos estos fueron boicoteados cínicamente.
Si la nación eslava no toma la iniciativa de la operación militar especial el 24 de febrero de 2022 y penetra en territorio ucraniano, lo que hubiese ocurrido es la invasión y los intentos de destrucción del estado y la nación rusa. Los países satélites de los Estados Unidos patalearon y protestaron porque consideraban que jamás Rusia sería capaz de defender su integridad y su soberanía como lo hizo con la operación militar especial. Indudablemente Ucrania dirigida por el comediante que ya sabemos se burlaba de Rusia en la misma frontera, a apenas minutos para poder atacarlo.
Esos países satélites no hicieron más que unirse para atacar a Rusia, entre ellos la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pero las maniobras realizadas no fueron más que una defensa no militar. Eligieron el camino de las sanciones, dentro de las cuales estaba y está el cortarle las fuentes energéticas a Alemania. Este país necesitaba el petróleo y el gas ruso para continuar consolidándose como una potencia industrial, pero Estados Unidos buscaba con la voladura del Nordstream 1 y 2 afectar directamente a Alemania, que ya venía perfilándose como una potencia industrial en Europa.
Hoy las consecuencias son precisamente que la nación más desarrollada de Europa, como lo es Alemania, esta sin fuentes energéticas, comprando el petróleo robado por los Estados Unidos a Siria, a un precio excesivamente caro. Alemania consolidó su desarrollo industrial después de la segunda guerra mundial.
El gran sueño de los países occidentales incluyendo a los Estados Unidos en el siglo XX, fue el deseo histórico de destruir a Rusia. Hoy son más de 29 países unificados en la OTAN, que están envueltos de una manera u otra en la guerra de ucrania, y ninguno ha podido hasta hoy dar la talla, porque Rusia es una potencia militar, territorial, económica, geográfica y política.
De ahí que en su artículo “El gran sueño de occidente: las raíces del deseo histórico de destruir a Rusia”, su autor Valdir da Silva Bezerra afirma que occidente tiene la idea equivocada de que ese deseo de desmembrar el territorio ruso es una constante geopolítica, la cual parte de la idea de que los recursos, el territorio y el poder acumulados por Rusia a lo largo de su historia constituyen una amenaza directa para los proyectos de dominación mundial de occidente.
Ha dicho Valdir da Silva lo siguiente:
«Desde mediados del siglo XIX, estos proyectos han estado encabezados por potencias europeas como el Reino Unido, Francia, Alemania y, a partir del siglo XX, EEUU. En realidad, siempre ha existido cierto malestar por el hecho de que Rusia (ya sea en forma de Imperio ruso o como núcleo decisorio dentro de la Unión Soviética) constituya una «potencia fundamental» en el sistema internacional. Ahora, al menos desde principios del siglo XVIII, tras la victoria en la gran guerra del Norte (1700-1721) contra Suecia, los rusos adquirieron una importancia innegable en la resolución y conducción de los asuntos europeos».
«A su vez, en el siglo XIX, con la victoria sobre las fuerzas napoleónicas, Rusia fue apodada el «gendarme de Europa», lo que representó la principal potencia terrestre del continente. En efecto, los países europeos vieron desde entonces con aprensión las capacidades acumuladas por el Imperio ruso, cuyo territorio y fuerzas militares parecían superiores a los recursos combinados de todas las demás potencias europeas».
«Cuando Estados Unidos le corta las fuentes energéticas a Alemania, lo que está haciendo es una acción de guerra contra ese país y sus aliados más estrechos. La política de Estados Unidos, es ir contra cualquiera que parezca que va a tener cierta coherencia o cierto poder. Y ha habido una amenaza de una Europa, de nuevo económicamente poderosa, dirigiendo en gran parte los destinos del mundo, bajo una influencia alemana. Entonces decidieron inventar un conflicto y en medio de él, cortarle las fuentes energéticas a Alemania a ver qué hace. Y lo que han hecho los políticos alemanes es aplaudir. Debido a la rusofobia que se desarrolla en Alemania».