Por: Angel Moreta (Autor-Editor)
La actual guerra que sostiene el Estado terrorista de Israel contra el pueblo de Palestina constituye un ejemplo para la humanidad de lo que es capaz de hacer con los pueblos el ente sionista. Merece la repulsa y la condena moral y judicial por la destrucción de más de 150 edificios, el genocidio más cruel que hayan visto ojos humanos de 10 mil muertos, 20 heridos y desplazados de la población civil.
La agresión descarada que actualmente ejecuta el gobierno de Israel alcanza a la población civil completa, mujeres, adultos y niños de ambos sexos. En su arremetida se valen de todo tipo de argumentos falaces para justificar las agresiones criminales. Ahora dicen que fueron agredidos y que hay que buscar a los agresores Hamas y Hezbolá, aunque sea debajo de la tierra, en edificaciones residenciales y en todo tipo de construcción en donde se aloje una sola familia Palestina.
Obviamente es una mentira totalmente engañosa del grupo gobernante de israelíes terroristas y criminales el decir y argumentar que todos los homicidios se producen parte de esos sectores que se encuentran alojados en las ruinas de los edificios.

Pero el estremecimiento del mundo en todos los países de Asia, África y América Latina, expresan el repudio a la conducta de los grupos sionistas del poder en Israel.
En todas las ciudades del mundo se deja entrever el nivel de repulsa hacia ese grupo, cuyas acciones guerreristas van encaminadas a eliminar el derecho de los palestinos a tener su propia tierra, su territorio, su Estado y su soberanía. Y a producir el desplazamiento forzoso de las poblaciones de la Franja de Gaza.
Es decir, que el ente sionista no se detiene en su afán de sangre. Como todo colonialismo blanco, pretende aplicar el neocolonialismo más despiadado, llevando la muerte y la esclavitud a la sociedad Palestina.

El Tribunal Penal Internacional no ha dicho esta boca es mía para referirse a tales acontecimientos. Tampoco la Organización de Naciones Unidas ha sido capaz de producir una respuesta contundente al genocidio, la barbarie, el secuestro forzado, el apartheid, el prejuicio racial y cultural contra el pueblo palestino.
Reaccionan de tal manera los gobernantes israelíes, que no les importa en lo más mínimo las críticas que se producen el mundo y hoy a los 21 días de los bombardeos despiadados no les importa absolutamente nada del rechazo universal que están recibiendo dichos señores, a la cabeza el señor Netanyahu, que se comporta como una serpiente sedienta de sangre frente al pueblo palestino.
Los socios y satélites de Israel, como los Estados Unidos, tienen los oídos tapados pues no les importa para nada la suerte del pueblo palestino. La democracia norteamericana representa un régimen canalla de dos partidos que piensan y actúan de la misma manera cuando se trata junto con Inglaterra y Francia, de imponer el colonialismo blanco, el apartheid y la degradación humana.

En la actual coyuntura de la creación de un mundo multipolar, se observa con claridad que Estados Unidos, Israel, Inglaterra, Francia y otros satélites, no tienen ningún límite para aplastar a un pueblo pobre pero digno de lograr la paz, el Estado soberano, la autodeterminación y la libertad.
Estados Unidos no ha podido taparse la cara para esconder sus actuaciones viles y contrariamente lo que hace es visitar a los grupos sionistas en Jerusalén, darle un abrazo al crimen y al apartheid y defender la destrucción de un pueblo que se defiende siempre a sí mismo y que busca sobrevivir a la discriminación y al aplastamiento de su libertad.
La República Dominicana no puede darse el lujo de permanecer indiferente. Los intelectuales y universitarios han sido indiferentes a la barbarie que se produce en el pueblo de Palestina. Pero en la República Dominicana todo el mundo no puede enterarse de las noticias veraces y oportunas porque los medios de comunicación que hay no divulgan en lo más mínimo los hechos criminales que desarrolla Israel en Palestina.
Aquí todos los dominicanos vivimos indiferentes a lo que pasa en Palestina, los medios de información no cumplen su papel y el pueblo no se entera de lo que está aconteciendo en el mundo.
No podemos seguir siendo indiferentes a la tragedia Palestina; se hace improrrogable que el pueblo dominicano reaccione contra el régimen sionista, ¿pero como podemos hacerlo si los medios de comunicación no informan nada sobre esta guerra?
En la plaza Independencia debiera haberse producido acontecimientos de protestas profundas en contra de Israel y apoyar que el gobierno dominicano rompa relaciones diplomáticas con ese país, al igual que lo han hecho otros países de América Latina tales como México, Venezuela, Nicaragua, Argentina y Bolivia.
No debemos quedarnos indiferentes a la tragedia Palestina, debemos salir a la calle y tomar las plazas públicas para luchar contra el profundo sentimiento de horror por la tragedia Palestina y lograr o influir en que República Dominicana sufra un choque estremecedor, pues nunca más sintió el golpe de la intervención militar norteamericana de 1965.