Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
Desde el punto de vista de varios autores de las ciencias sociales y humanísticas, existe una forma única de democracia que impone un perfil único del Estado. Es decir, que la democracia tiene un aspecto fundamental único: es la democracia unipolar que obedece a los dictados de una potencia imperialista desde hace más de 100 años.
Pero existen también las democracias multipolares, que orientan al Estado en la dirección del reconocimiento de los mercados mundiales en cuanto al comercio internacional, la inversión y las finanzas públicas, medioambiente y ordenamiento del Estado etc. Las democracias multipolares vienen surgiendo en el mundo a partir de la década de los años 2000.
Son aliadas de un Estado multipolar y reciben los beneficios de la libertad de negociar con el mundo entero en la dirección que más convenga a los intereses financieros, de los negocios, del medioambiente y de la sociedad en general, seguir al Estado.
Tenemos entonces dos tipos de democracia, las que imponen los Estados Unidos a todos los pueblos del mundo, valga decir, el modelo neoliberal plutocrático, que obedece a los intereses del capital monopolista internacional y por tanto a las democracias subordinadas a los intereses del capitalismo mundial. Estas difícilmente pueden Salir de la pobreza general de la sociedad.
Hay que reconocer que también los Estados Unidos tienen poblaciones muy pobres y con una vida marginal en el entramado social. Por ejemplo, los Estados Unidos tienen más de 30 millones en la pobreza buscando comida en los tanques de basura, las cuales no gozan de seguridad social ni de ningún tipo de garantía institucional.
Las democracias multipolares van surgiendo poco a poco en la estructura económica y social mundial a través de los mecanismos financieros y facilidades económicas en un plano de ganar-ganar y no de perder para que otros ganen, que es una doctrina que profesan Rusia, China e Irán. Para estos tipos de democracias se requiere una reforma total del Estado tradicional hacia el Estado moderno comprometido con el ganar-ganar de los mercados mundiales liberados de los monopolios capitalistas.
La República Dominicana no ha llegado a esas estructuras ni niveles, más bien se ha alejado y ahí tenemos como ejemplo el caso del proyecto Petrocaribe que nos obliga a comprar el petróleo más caro, a los Estados Unidos y sus stélites.
En otras palabras, las democracias multipolares rompen el cerco que los funde con el sistema hegemónico concentrado en las manos de la potencia imperialista. Hegemonía se refiere a la dirección suprema y al predominio de una cosa sobre otra. Más usualmente se emplea en un sentido político y militar para designar la supremacía de un Estado sobre otro u otros. El concepto proviene del griego “hegemonía” que significa “dirección”, “jefatura” o “dominio”. Y la dominación ideológica, politíca y económica.
En este sentido, la supremacía de un Estado sobre otros pueblos o la superioridad que un país tiene sobre las demás naciones, convertirá a esta última nación en un Estado Hegemónico. Así, el Estado dominicano ha resultado en un Estado dominado por el Estado hegemónico norteamericano, por tanto, en términos históricos seríamos simplemente una colonia y su democracia sería colonialista o neocolonialista.
La hegemonía implica una situación de influencia que se registra a varios niveles y ámbitos de la vida de las naciones. Puede tratarse de hegemonía política, económica, cultural, militar o tecnológica.
“La democracia participativa presupone la capacidad de la gente normal para unir sus limitados recursos y desarrollar ideas y programas, incluirlos en la agenda política y actuar en su apoyo. En ausencia de recursos y estructuras organizativas que hagan posible esta actividad, la democracia se limita a la opción de escoger entre varios candidatos que representan los intereses de uno u otro grupo que tiene una base de poder independiente, localizada por lo general en la economía privada.”
El pensador antibelicista Noam Chomsky ha precisado las estrategias de manipulación mediáticas que son utilizadas de forma indiscriminada. Son ellas las siguientes:
1- La estrategia de la distracción, consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Dicha estrategia es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. Mantener la atención del público distraída, lejos de los problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar, de vuelta a la granja con los otros animales (cita del texto «Armas silenciosas para guerras tranquilas»).
2- Crear problemas, después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que este sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana o planear y ejecutar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicios de la libertad. O también crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos
3- La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente a cuenta gotas, por años consecutivos. De esa manera condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (como el neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990. Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
4- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “toda ira a mejora mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
5- Dirigirse al público como personas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza argumentos y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuere una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más pretenda engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces en razón de la sugestionabilidad, tendera, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”).
6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión racional. Consiste en hacer uso del aspecto emocional, es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional y por ende el sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones o inducir comportamientos.
El sistema hegemónico utiliza todas estas estrategias y más, como la estrategia de la apelación al pueblo, la estrategia ad verecundiam, la estrategia ad ominen y otras que representan mecanismos comunicacionales para agredir la inteligencia humana para llevarla a un sistema de dominación.
De modo que la democracia de nuestros países en fase de desarrollo capitalista para la dominación fácil consiste en engañar a la gente y al pueblo para que cada cuatro años asistan a las urnas a depositar su cédula y su voto y repetir esta actuación cada cuatro años. En esos cuatro años el pueblo nunca es convocado para discutir las medidas fundamentales que deben tomarse.
En la República Dominicana por ejemplo la función y papel del referéndum está en manos de los diputados y senadores, y no del pueblo. Por lo cual nunca tendremos un referéndum mediante ese mecanismo que debía figurar en la Constitución como un mecanismo del pueblo, y no de varios individuos que tal vez no entienden la participación popular en las decisiones públicas. (Continuará con el 4to articulo).
