Por: Angel Moreta (Autor-Editor)
El gobierno legítimo y electo bolivariano, constitucional y popular que ganó limpiamente las elecciones nacionales de 2013, tiene la obligación de defenderse a como de lugar de los ataques y maquinaciones criminales intervencionistas de EEUU y de los sectores extremistas de una derecha golpista y terrorista que pretende alcanzar el poder político por todos los medios ilegales y entregar Venezuela y todos sus recursos naturales al Departamento de Estado; y saquear las riquezas petroleras y más de veinte minerales raros de un valor multimillonario, prácticamente incalculable.
Hoy los EEUU ambicionan todas las riquezas naturales que brinda el territorio venezolano, para favorecer las estrategias políticas, económicas y militares favorables al Pentágono y Departamento de Estado de la nación del norte.
Hay que tomar en cuenta que a Colombia y México les quedan apenas cinco años de autoabastecimiento de petróleo, pues este recurso mundial se agotará inevitablemente en ese periodo. Además, los transportes marítimos de petróleo desde el medio oriente hasta los puertos de la costa este de Estado Unidos, necesitan más de 45 días de travesía hacia el sur de África. Los recursos no renovables de México y Colombia tienen un tiempo de agotamiento, y esta situación hace con que esas naciones comiencen a entrar en pánico, contrariamente a Venezuela, en la cual existen las riquezas petroleras más grandes del planeta.
Aquí se encuentra el origen fundamental de la conducta injerencista de esos dos países, cuyas oligarquías entreguistas no tienen límites morales para entregarse al imperio norteamericano de manera incondicional contra Venezuela. Esas oligarquías no tienen vergüenza histórica frente a Estados Unidos, cuyas políticas imperiales condujeron a guerras para arrebatar la mitad del territorio nacional a México. Y en cuanto a Colombia, no han tenido dignidad para decir no a la instalación de siete bases militares en su territorio. Es el colmo de la falta de amor a sus pueblos y de la deslealtad más absoluta al principio de soberanía y al concepto de patria.
La oligarquía colombiana se bajó los pantalones siete veces, se arrodilló humilde y solicita frente al músculo del Departamento de Estado. Es la dominación imperial en América Latina, que hoy día continua efectiva como política y como guerra para subyugar al continente. Pero no nos engañemos: también en República Dominicana los grupos corporativos burgueses, desde el Palacio Nacional fraguaron y firmaron un contrato entreguista y desleal, para facilitar un pedazo del territorio nacional del suroeste del país para una permanencia prolongada y una presencia militar del ejército de los Estado Unidos en República Dominicana. Esto significa abrir las puertas libremente al ejército de los EEUU, que buscan una base militar en El Caribe porque tienen que entregar Guantánamo, que no resiste más en manos extranjeras.
Gracias a circunstancias históricas, el Tribunal Constitucional dominicano revisó el contrato infame y mediante sentencia de gran valor jurídico constitucional, de importancia nacional, procedió a su anulación. Esa actuación produjo la visita del Jefe de Estado Mayor del ejército norteamericano inmediatamente para conversar con el presidente Danilo Medina sobre los alcances de ese fracaso. Nadie sabe nada sobre el resultado de este encuentro.
Volviendo a Venezuela, se trata de sectores entreguistas radicales de la derecha fascista, que tienen el proyecto de derrumbar el gobierno legítimo y constitucional bolivariano, mediante políticas entreguistas y golpistas, contra el Estado venezolano con la intervención militar del Comando Sur de los EEUU. Es la derecha traidora de la cuarta República, enemiga de los intereses más sanos del pueblo venezolano, que ha ocupado un sitial negro en la historia de ese país. Y más grande es la traición cuanto más se trata de una guerra económica y política continuada, que pone en peligro la salud del régimen constitucional bolivariano.
Ahora los sectores recalcitrantes aliados, EEUU y la derecha extremista, pretenden desaprobar la formación de milicias armadas para defenderse de la intervención extranjera. Usan sus aparatos de propaganda mundial para desacreditar al régimen legalmente constituido y propagar la idea falsa de que ese país es un verdadero caos, por lo cual no tiene autoridad moral ni tiene derecho a defenderse. Pero resulta que todo presidente legítimo puede formar milicias para defenderse de las agresiones a la soberanía, si la Constitución lo autoriza, desde el punto de vista del Poder Popular Constitucional, como es el caso de Venezuela.
En ese sentido, es que decimos que medio millón de milicianos organizados, resulta poca cosa, para enfrentar la guerra sucia, mediática y de cuarta generación que abate actualmente al pueblo y al gobierno de Venezuela.
Debieran ser millones de milicianos en todo el territorio continental de Venezuela, de lo contrario, la derecha recalcitrante se creerá a si misma vencedora con la ayuda de los medios hegemónicos de comunicación mundiales, con la colaboración de la OEA y del señor Almagro, hombre de diligencias sucias en el seno de la OEA; ciudadano uruguayo desconsiderado, inautentico, inmoral, turiferario aventurero, totalmente al servicio de los intereses norteamericanos, que pretende hacer de lo legitimo, lo ilegitimo; de la justicia, la injusticia; de la soberanía, la traición; de la defensa de los intereses del pueblo venezolano, la mentira, la agresión y la justificación de la barbarie, cuyo meollo pertenece al diablo.
Los presidentes del pasado, Salvador Allende y Juan Bosch, se dejaron tumbar porque nunca pensaron en la guerra sucia de la derecha entregada incondicionalmente a las estrategias imperiales de la Casa Blanca. El gobierno venezolano nunca pensó que la derecha entreguista llegaría a ser tan dañina a la vida del pueblo venezolano, a sus instituciones, a su Constitución; nunca pensaron en formar milicias Salvador Allende y Juan Bosch y por esa causa fueron derrotados por la derecha desleal y terrorista. Pero en el presente caso, el gobierno de Venezuela organiza milicias armadas, no para asesinar ciudadanos, sino para defender la legitimidad del poder soberano, la autodeterminación y la felicidad del pueblo de Venezuela.
Debieran ser millones de milicianos, incluyendo brigadas de latinoamericanos dispuestos a solidarizarse y a defender la soberanía y la integridad de Venezuela, su pueblo y su gobierno.
La guerra sucia comenzó hace diecisiete años; la maquinaria mediática mundial, la conspiración terrorista internacional que extiende sus tentáculos y sus actuaciones hasta Repùblica Dominicana y otros países de América Latina; forman parte de un concierto aliado para contribuir al desgaste, al descrédito y al fracaso de la Repùblica Bolivariana, la cual fue declarada ruidosamente por el premio Nobel de la guerra Barack Obama como “amenaza a los intereses de los Estados Unidos”, acusación que envuelve prepotencia imperial, mentiras, amenazas de agresión militar y pretensiones de violar impunemente la soberanía de ese país.
Se trata de una conspiración permanente, política, militar y comunicacional, con la complicidad de muchos gobiernos títeres de América Latina sacudidos por golpes de Estado recientes y subordinados a la Casa Blanca y al Departamento de Estado.
El gobierno de Venezuela tiene el deber moral de defender su legitimidad, su legalidad y constitucionalidad, con el apoyo del Poder Popular, contra los ataques terroristas y criminales de una derecha cavernaria no nacional; de una élite blanca, violenta y desesperada, que perdió sus privilegios de la cuarta República y que ha migrado en gran parte hacia otros centros de operaciones en países de América Latina, y particularmente se han instalado en República Dominicana, desde donde realizan sus operaciones de conspiración, beneficiando a círculos de poder y causando daños al capital financiero y bancario del país, mediante estafas y crímenes económicos.
Las guarimbas son grupos de mercenarios adiestrados y pagados por las élites de la derecha venezolana, financiadas por EU, para realizar acciones terroristas de vandalismo en las calles de las principales ciudades de la Repùblica Bolivariana; acciones criminales, asesinatos, destrucción de propiedades estatales, colocando obstáculos en las vías públicas contra motoristas y provocando muertes de ciudadanos indefensos para atribuírselos al gobierno bolivariano; acciones terroristas llenas de odio y violencia radical en apoyo de la guerra económica, del acaparamiento de alimentos básicos para las familias, creando el caos y luego divulgando al mundo mediante los medios de comunicación hegemónicos aliados al imperio norteamericano, que el gobierno venezolano debe ser derrocado y para ello utilizan contratos con mercenarios intelectuales como el señor Almagro y guarimberos como Leopoldo López.
Organizar el pueblo en milicias es una acción estratégica correcta frente a tantos ataques continuados, crímenes y conspiraciones internacionales.
El gobierno bolivariano ha dado un paso justo para defender los intereses del pueblo, y es la organización, entrenamiento de milicias preparadas para defender a Venezuela de tantas agresiones planificadas desde el Departamento de Estado y el Comando Sur de EU, dentro del convencimiento de que esa potencia extranjera tiene un “destino manifiesto” frente a todos los demás países de Latinoamérica, en la búsqueda de una “grandeza nacional” dada por Dios como fundamento permanente y obligación sagrada de defender como propios todos los territorios y riquezas ajenas, las cuales consideraba y considera como derechos frente a cualquier otro país que pretendiere poseer tales patrimonios.