Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
Desde el inicio de la revolución chavista, los organismos de inteligencia de los Estados Unidos han acusado a Venezuela con infames elementos que procuran la desestabilización del gobierno de ese país.
En el caso del golpe de Estado en Perú no han hecho acusaciones a la presidenta ilegal defacto Lina Boluarte. En el caso del golpe de Estado a Evo Morales, no presentaron ninguna acusación contra la señora o imputación contra la señora Jeanine Añez, una golpista y usurpadora; asesina, criminal que permitió la realización por parte del ejercito de múltiples masacres contra la población indígena. Asumió el poder en Bolivia desde el 12 de noviembre de 2019 hasta el 7 de noviembre de 2020, y pretendió perpetuarse en el poder por muchos años.
Los servicios de inteligencia también lanzaron acusaciones injustificadas y falsas contra el gobierno de la República de Honduras en Centroamérica y dieron un golpe de Estado al presidente legítimo y popular Manuel Zelaya; y a la presidenta actual Xiomara Castro ya le han lanzado imputaciones sin ninguna base legal, mostrando simplemente que es una candidata a sufrir un golpe de Estado.
En la República Federativa de Brasil lanzaron serias imputaciones falsas contra el presidente Lula da Silva, a quien acusaron de corrupción, desde luego sin fundamentos, un golpe de Estado mediático utilizando la justicia como un instrumento contra los intereses del pueblo brasileño.
Más adelante, el asunto se repite con Dilma Rouseff; hicieron la misma cosa, acusaron a Dilma Rouseff de corrupción mediante mecanismos mediáticos o de los medios de comunicación, particularmente el periódico y la televisora privada O Globo, quien machacó sobre el caso de la licitación internacional a la cual acudió como participante de la licitación la pestilente empresa denominada Odebrecht.
Pero en América Latina han continuado con los golpes de Estado y con las políticas en contra del gobierno venezolano, que no ha incurrido en ningún desafío en contra de los intereses norteamericanos, pero continúa aferrada a la idea de que el petróleo pertenece al pueblo venezolano y al régimen chavista, mediante la proclamación de su autodeterminación y de su soberanía.
Todas esas acusaciones son una infamia de los organismos de inteligencia de los Estados Unidos, basados en ideas falaces y sin ningún sentido que no sea otro que atentar contra la integridad de ese país, que ha hecho muy bien al negociar su petróleo y sus recursos naturales de manera soberana con los bancos Brics de los cuales forman parte África del Sur, Irán, Rusia, China, La India y más de 60 países del mundo que hoy procuran la existencia de una nueva situación mundial.
Los países de los bancos Brics procuran un mundo multipolar, en contra de un mundo unipolar privilegiado, en el cual dominan los intereses imperialistas de los Estados Unidos, que procuran continuar con la dominación hegemónica de los países pobres y de muchos países ricos, a los cuales venden armas, gas y petróleo a precios terriblemente altos, lo que acontece después del inicio de la guerra de Ucrania.
En Venezuela persiguen otros caminos y es prolongar indefinidamente las más de mil sanciones unilaterales con el fin de llevar la desesperación al pueblo venezolano.
Los servicios de inteligencia propician en Venezuela grupos vandálicos delincuenciales, llenos de odio y de violencia irracional, con el apoyo de una oposición inmoral, bárbara y engañosa, una oposición que roba descaradamente los fondos del pueblo venezolano, más de tres mil kilos de oro en el banco de Inglaterra, todos los fondos de las empresas Manomero en Colombia, y saqueo y robo de la empresa petrolera venezolana en Estados Unidos llamada Citgo, que tiene cerca de 100 estaciones de expendio de gasolina en el territorio norteamericano.
Esa oposición lanza acusaciones desmedidas, sin pruebas de ningún tipo, insostenibles a tal punto que ponen al presidente de Venezuela en situación tal que pretenden causar descredito mundial contra el Estado venezolano y la figura presidencial, pero le duele a esa oposición que el petróleo, los diamantes, el oro, el gas y todos los demás elementos de la naturaleza estén en manos del pueblo, quien ha recibido viviendas y construcciones con la casa número cinco millones recientemente entregada a los sectores populares.
