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Las visitas de dos secretarios de Estado norteamericanos a la República Dominicana

Escrito por Angel Moreta

Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)

En los meses de noviembre 2024 y febrero 2025 se produjeron sendas visitas de dos Secretarios de Estado (de relaciones exteriores) norteamericanos a la República Dominicana; ellos fueron Anthony Blinken, canciller del gobierno de Biden, y el Secretario de Estado Marco Rubio, representante del gobierno de Donald Trump.

El primer Secretario de Estado de Estados Unidos hizo su viaje primero a Haití y días después aterrizó en la República Dominicana. El segundo Secretario de Estado, Marco Rubio, hizo su viaje a la República Dominicana viniendo desde la República de Panamá.

Indudablemente ambos funcionarios trajeron respectivamente un paquete de recomendaciones para “recomendar” al gobernante dominicano Luis Abinader, para que sean ejecutadas. El primero visitó rápidamente de un día para otro el territorio nacional, y el segundo en los primeros días del mes de febrero del corriente año 2025.

Blinken se comportó como un pro-cónsul que viene de Roma a imponer al gobierno dominicano un paquete de consideraciones, de cuya agenda nadie se enteró, pero que indudablemente estaba relacionada con la República de Haití, la guerra de Ucrania, las bárbaras agresiones israelíes contra el pueblo palestino y otros temas como el de Venezuela y el presidente Nicolás Maduro, es decir, una agenda del momento, para el afianzamiento del poderío imperial mediante las malas relaciones con la República Popular de China.

Y no podía ser para menos porque EU está y estaba embarcado en la profundización de tales temas, para consolidar el dominio en El Caribe de los Estados Unidos, apartando al país euroasiático de los intereses norteamericanos, recomendando en su maleta de proyectos y directrices imperiales lo que conviene a los Estados Unidos.      

En cuanto al segundo canciller llega al país relumbrante y también con su paquete de directrices. Marco Rubio se presenta ahora como gran amigo de la República Dominicana y trae también directrices a seguir con algunos delos problemas de la región de El Caribe, en cuyas líneas aparece fundamentalmente el tema de Nicolás Maduro y Venezuela, país petrolero que en los días del cambio de presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, asumió una doble posición. Por un lado, enemigo de Venezuela; por otro lado, amigo de Venezuela, para lo cual envió a Venezuela al señor Richard Grenell, que aparece en los medios de comunicación como un empático de la situación de aquel país.

De este modo el presidente Donald Trump plantea una doble política: la de amistad hacia los poderes políticos de Venezuela; y por otro lado, las expresiones de Marco Rubio difamando y detractando a la República Bolivariana de Venezuela. Denostaciones muy críticas hacia la dirigencia venezolana. Ha dicho Marco Rubio que los Estados Unidos van a destruir la economía de aquel país, y que por las buenas o las malas los Estados Unidos van a derrocar el gobierno de Venezuela.

Una posición burlesca, que obedece a las directrices políticas que se expresaron en contradicciones con las economías y el poder político de América Latina. Verdadera payasada…

Así, se hizo presente la polémica entre Gustavo Petro y el nuevo gobernante norteamericano, teniendo Petro que poner en su lugar los anuncios del presidente de Estados Unidos con respecto a las migraciones del continente hacia los Estados Unidos. Así va a ser necesario también justificar la subida de aranceles que sufrirán México y Canadá, ascendentes a un 25 % de todos los valores mercantiles exportados a los Estados Unidos.

De Marco Rubio solamente podemos esperar la visión trumpista de las migraciones a través de la frontera de los Estados Unidos norte y sur; la enemistad radical hacia Venezuela; la propaganda de que Marco Rubio es un verdadero y falso amigo de los dominicanos; y la justificación de un tema que no tiene justificación, como el caso de las tres naves acuáticas y aéreas que los Estados Unidos han robado a otros países y las han trasladado al territorio norteamericano, que tienen un valor aproximadamente de más de 125 millones de pesos dominicanos, moneda de curso legal.               

Pero además Marco Rubio tratará el tema de la migración de latinoamericanos hacia los Estados Unidos para pedir asilo político por aquellas personas que como los haitianos pueden alegar la falta de nacionalidad o de ciudadanía. En todos estos casos Rubio viene con la posición imperial de hacer cada vez más difícil la permanencia de ciudadanos extranjeros en los Estados Unidos.

Como dice Ociel Alí López en su artículo del 31 de enero del año 2025, refiriéndose a Marco Rubio y se publicó en Debate Plural el 3 de febrero 2025:

«El objetivo de la gira parece ser muy claro. Rubio va a tratar de abrir todos los ductos para poder cumplir con las tan prometidas deportaciones masivas que incisivamente ofertó, el entonces candidato Trump, durante la campaña».

«Trump está demostrando, con hechos, que su idea de «resolver el problema de la migración» no era una simple promesa electoral que rápidamente olvidaría, sino que la ha convertido en el anatema del arranque de su gestión, con el cual quiere construir victorias tempranas a costa de ejercer la mano más dura y más larga en contra de los migrantes, especialmente de los latinos, y caribeños haitianos».

Como dice el autor, se trata de aplicar mano dura a los migrantes en Centroamérica y México, es decir, una política que luego olvidará porque es agresiva, violenta y discriminatoria. Porque el mismo Donald Trump ha proclamado que piensa recuperar el canal de Panamá, o “algo muy gordo va a pasar, según advirtió en declaraciones hechas justamente cuando su Secretario de Estado Marco Rubio llegó en visita oficial a Panamá”.

En esa ocasión el presidente Trump acusó a Panamá de haber violado los tratados Torrijos-Carter suscritos el 7 de septiembre de 1977 entre el entonces presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, que establecieron la transferencia progresiva del canal de Panamá y sus zonas adyacentes de manos estadounidenses a control panameño, poniendo fin a casi un siglo de presencia y administración de los Estados Unidos sobre la vía interoceánica.

El problema para Trump es recuperar el canal, ignorando los tratados Torrijos-Carter, utilizando la vía de la violencia militar, y si es posible de la agresión armada convertida en intervención. El otro problema es China y Donald Trump “reiteró que este país está gestionando el canal, que nunca fue dado a China, sino dado tontamente a los panameños”.

Aquí aparece la figura del presidente invasor que no reconoce los tratados firmados entre Panamá y Estados Unidos. El canal es totalmente panameño y con razón manifestantes panameños se organizaron y gritaron con toda fuerza “fuera Marco Rubio de Panamá”, “viva la soberanía nacional” y “un solo territorio una sola bandera”, mientras se llevaba a cabo la reunión entre el señor Rubio y el presidente de Panamá.

La presión ha sido tan fuerte que el presidente de Panamá, al principio muy erguido, posteriormente cedió, al parecer, en dicha reunión, aunque algunos quemaron una pancarta con imágenes de Donald Trump y Marco Rubio antes de ser detenidos por la policía antidisturbios, cerca del palacio presidencial.

Probablemente Donald Trump haya conseguido que se reconozca que el canal de Panamá fue transferido a la República de Panamá para el pueblo de Panamá, y no de los chinos. Pero se sobreentiende que siendo el canal trasferido a Panamá, bien podrían los panameños cederlos a cualquier otro país o a cualquier otra potencia. Porque el canal es propiedad de los panameños desde 1977 cuando se producen los históricos acuerdos Torrijos-Carter.             

Acerca del Autor

Angel Moreta

Angel Moreta, jurista, sociólogo, y filósofo; Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), República Dominicana, Autor-Editor de Debateplural.

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