Umberto Mazzei (Aporrea, 15-8-25)
Romper la palabra dada tiene consecuencias, y si un país incumple un acuerdo, la otra parte está alertada y debe ser cautelosa. Trump ha demostrado hace poco que es indigno de confianza, recordando el bombardeo estadounidense a Irán en junio de 2025, mientras negociaba con Teherán para alcanzar un acuerdo mutuamente satisfactorio.
Esta falta de buena fe tardará mucho en olvidarse. En el contexto de la guerra de Ucrania, recordamos que en 2014 y 2015 se negociaron los Acuerdos conocidos como Minsk I y Minsk II, que estipulaban el cese del bombardeo ucraniano del Donbás y el compromiso de Ucrania de reunirse con los representantes de Lugansk y Donets para elaborar un acuerdo constitucional que otorgara cierta autonomía a las mayorías rusas del Donbás.
A cambio, Ucrania recibió la garantía de su integridad territorial y soberanía de Rusia. Por desgracia Zelensky incumplió ambos compromisos y aceleró sus ataques terroristas contra objetivos civiles en el Donbás. Esto ocurrió en parte debido al apoyo militar, económico y político brindado por Estados Unidos y la OTAN. En cuanto a la credibilidad de los europeos, basta recordar las declaraciones de Angela Merkel y François Hollande, quienes afirmaron que solo firmaron los acuerdos de Minsk para «ganar tiempo» y así armar adecuadamente a Ucrania. Esta falta de buena fe no solo contradice la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, sino que también envía un mensaje a los rusos: tengan cuidado, porque no se puede confiar en esta gente.
Es irritante escuchar a los líderes europeos invocar el «derecho internacional» y negarse siquiera a considerar unas concesiones territoriales por parte de Ucrania. Es una actitud surrealista. ¿Acaso no han violado ellos mismos el derecho internacional al ignorar los pronunciamientos de la Corte Internacional de Justicia? ¿Acaso no han impuesto medidas coercitivas unilaterales ilegales a Rusia y a medio mundo, a pesar de las resoluciones anuales de la Asamblea General de las Naciones Unidas y del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenan estas medidas coercitivas unilaterales que también violan los acuerdos de la OMC, las llamadas «sanciones comerciales» slo puede dictarlas un panel de la OMC! ¿Acaso Estados Unidos y Europa no cometieron una agresión descarada contra Serbia y destruyeron la integridad territorial de Yugoslavia en 1999? ¿No emplearon fuerza letal para separar Kosovo de Yugoslavia y otorgarle reconocimiento diplomático? ¿No fue Estados Unidos quien reconoció los asentamientos ilegales israelíes en territorio palestino, quien reconoció la anexión ilegal de los Altos del Golán por parte de Israel, quien aplaudió la agresión israelí contra Irán en junio de 2025? Es ese el país que sermonea sobre un orden basado en el derecho internacional
¿Acaso los líderes europeos no comprenden que el mundo no considera a Estados Unidos ni a Europa defensores del derecho internacional, que la mayoría de los líderes africanos y asiáticos consideran que Estados Unidos y Europa se rebelan abiertamente contra la Carta de las Naciones Unidas y contra el propio derecho internacional? A ojos de la verdadera «comunidad internacional» laMayoría Global considera que el «Occidente colectivo» ( Estados Unidos y Europa) no tienen superioridad moral ni jurídica sobre el resto del mundo y no son de fiar porque violan con mucha frcuencia la Carta de la ONU. La Mayoría Global rechaza la mentalidad imperialista y neocolonial del «Occidente colectivo» y aspira a un multilateralismo basado en la Carta de la ONU.
En el contexto de la guerra entre Israel y Palestina, ¿qué es más evidente que la negativa de Estados Unidos y Europa a acatar las Opiniones Consultivas de la Corte Internacional de Justicia relativas a los días 9 de julio de 2004 y 19 de julio de 2024? El continuo apoyo militar, económico, político, diplomático y propagandístico brindado al Estado genocida de Israel por Estados Unidos y Europa los revela como forajidos internacionales y moralmente insolventes.
Por supuesto, Putin no es ningún santo, pero no invadió Ucrania por capricho y solo después de que Zelensky bombardeara civiles inocentes en el Donbás de modo que la ventaja moral es de los rusos.
Pero para quienes viven en el mundo real y no en los mundos paralelos creados por los think tanks y los grandes medios de comunicación occidentales, los rusos tienen ciertos intereses legítimos, a los que no renunciarán ni en la cumbre de Anchorage ni en ningún otro lugar. Trump debería revisar el discurso de Putin de 2007 durante la Conferencia de Seguridad de Múnich y su entrevista con Tucker Carlson en febrero de 2024.
Los rusos insisten en su derecho a la seguridad nacional. Sin duda, la expansión hacia el este de la OTAN y las incesantes provocaciones de Rusia constituyeron una violación del Artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, que prohíbe no solo el uso de la fuerza, sino también la amenaza del uso de la fuerza.
Los rusos también están preocupados por las mayorías rusas que viven en el Donbás y que fueron objeto de agresión por parte del gobierno de Zelensky de una manera que exigió una intervención de conformidad con la doctrina de la «Responsabilidad de Proteger».
Putin no se precipitó a la guerra. De conformidad con el Artículo 2(3) de la Carta de las Naciones Unidas, intentó durante más de ocho años resolver los problemas por vía diplomática. Negoció con y a través de la OSCE, el Formato de Normandía, los Acuerdos de Minsk, etc.
El derecho a la autodeterminación de Kosovo fue reconocido por los mismos que quieren ahora quieren negárselo a los rusos del Donbas.