Por: Ángel Moreta (Autor-Editor)
La fusión República Dominicana-Haití es una infamia de Estados Unidos y una falta de respeto a ambos pueblos, pues está abriendo la posibilidad de violencia entre ambos países, y constituye un intento descarado de atentar contra la soberanía, la estabilidad política y la paz entre ambas naciones.
En su creencia de que ellos son dueños del mundo, de América Latina y del Caribe, buscan siempre la manera de ejercer su hegemonía sobre Haití, República Dominicana y la región del Caribe. En esta última nación han estrujado la soberanía de Haití desde hace más de 100 años. Han tratado a esa nación como un país de segunda clase, que no merece ningún reconocimiento ni ningún respeto.
Blinken visitó Haití como un pro-cónsul, y lo mismo hizo con República Dominicana. Vino a dar órdenes a nuestros gobernantes y a imponer líneas existenciales, ya que ellos en la Casa Blanca se consideran dueños de nuestros países. La independencia de Haití fue reconocida por los países occidentales después de la década del 60 del XIX.
Por ello es necesario cambiar esta situación y romper con la hegemonía y la unipolaridad de Estados Unidos en el continente. Es lo que ha dicho Ortega en Nicaragua, es lo que ha dicho Maduro en Venezuela y es lo que siempre ha dicho Cuba, que ese país poderoso fabrica todas las ideologías necesarias a su imaginación mediante los medios de comunicación a su servicio, por ende romper el monopolio odioso y humillante de su ejercicio en nuestros países.

Ortega, en Nicaragua, les ha dicho todas la verdades universales en la cara, lo que Estados Unidos representa para la paz del mundo y del Caribe y América Latina.
Son verdades dolorosas pero pétreas, en el sentido de que hay que continuar necesariamente hasta el final la lucha contra el imperialismo, contra la hegemonía y la unipolaridad. Estados Unidos debe dejar de ser la potencia unipolar irrevocable, la nación humilladora, pero no dejará de ser así, hasta que nuestros pueblos resuciten de las cenizas y continúen su lucha contra las elites interesadas de la nación norteamericana, que lucha por imponerse siempre sobre los países pobres para sacar las riquezas de que disponen y continuar, durante más de 100 años, con las practicas extractivistas y monopólicas, mientras nosotros hacemos el papel de sus esclavos, a su servicio exclusivo.
La fusión es un ejemplo de falta de respeto, por parte de las oligarquías capitalistas conservadoras criollas y de parte de los gobernantes criollos pseudo democráticos, que le hacen el juego a las relaciones destructivas que practica Estados Unidos en nuestros países. Es que esos gobernantes permanecen arrodillados al desiderátum de los Estados Unidos, y la historia del continente lo confirma día tras día.
Se trata de dos elites conservadoras capitalistas, la de Haití y la de República Dominicana. Son dos grupos capitalistas conservadores y aliados férreamente a los intereses norteamericanos, a los cuales no les importa ceder soberanía ni autodeterminación.

Los dominicanos tuvieron en contra de la invasión norteamericana en 1965, hubo enfrentamientos militares gruesos, bien caracterizados históricamente. Mientras el pueblo haitiano no ha tenido esas experiencias en contra de los intervencionistas norteamericanos. Nosotros peleamos efectivamente contra las tropas invasoras de ese año, mediante enfrentamientos letales que se llevaron a efecto en nuestro territorio.
De modo que Haití es un pueblo más vulnerable que el nuestro. Sin embargo, ambos pueblos están engañados y pisoteados por las oligarquías capitalistas dominantes existentes en ambos países, sea como fuere, las oligarquías de Haití y las oligarquías conservadoras dominicanas apoyan y apoyaran siempre los intereses norteamericanos, lo que no acontece con los dos pueblos engañados, sometidos a condiciones económicas diferentes, pero al mismo tiempo similares en otros aspectos.
Haití y República Dominicana son esclavos de la hegemonía norteamericana, a la cual han servido de manera incondicional.
Los dominicanos tenemos mayores experiencias de enfrentamientos con Estados Unidos, en cambio Haití no ha tenido esas experiencias como acabamos de decir más arriba, pero es un pueblo rebelde y de condiciones emocionales para actuar contra esa nación.

La fusión un abuso de Estados Unidos
Ya dijimos hace unos días que el pueblo dominicano y el pueblo haitiano jamás comulgarían con la fusión porque tendrían que renunciar ambos al gran privilegio que es su soberanía, prácticamente inexistente porque Estados Unidos explota nuestras riquezas y las de Haití de manera inmisericorde, dejándonos apenas migajas y desperdicios de nuestras riquezas.
El pueblo haitiano tendría que renunciar a ser una república independiente, por la cual luchó en su revolución de 1803. Y los dominicanos tampoco permitirían perder graciosamente ni siquiera un pedazo de soberanía; por lo cual la inmoralidad de la nación norteamericana es abrumadora porque supone la liquidación de ambas naciones al mismo tiempo, y ello traerá conflictos interminables y peligrosos.

Son dos culturas diferentes, una se expresa en francés y creole y la otra se comunica en lengua castellana. Por lo cual esa fusión es un sueño del imperio hegemónico norteamericano. Los generales haitianos, Toussaint Louverture, Jacques Dessalines, Petion y demás generales de un ejército popular revolucionario, jamás permitirían que la soberanía haitiana se vuelva sal y agua, por lo cual rechazarían la intervención externa que comenzó por los años 1820 en adelante.
Este hecho fundamental jamás lo comprenderían las elites angloamericanas gobernantes en Washington. Y otros hechos históricos quedarían fuera de la comprensión y de la apreciación histórica de las elites norteamericanas, que simplemente piensan en que nuestros pueblos vivirán arrodillados todo el tiempo posible.
El mundo adquiere hoy una faceta inesperada para las elites capitalistas conservadoras norteamericanas. Y es que jamás aceptarían la hegemonía imperialista como un régimen indefinidamente vigente.
Y la República Dominicana no aceptaría tampoco entregar ni siquiera una parte de su soberanía.